Los desafíos de la crianza piadosa en el mundo actual

Vivimos en una era de globalización y acceso sin precedentes a la información, donde la gratificación instantánea, la tergiversación de la identidad y la primacía de la estética sobre la ética reinan. En este contexto, los padres se preguntan si es posible criar hijos de manera piadosa. La respuesta es afirmativa: sí es posible, pero debe hacerse unido a Cristo y perseverando en los medios de gracia que tienes en Él.

¿Qué es la crianza piadosa?

La palabra "crianza" se refiere a nutrir y formar al niño. Una crianza se vuelve piadosa cuando se basa en el amor y la obediencia a Dios, respondiendo al conocimiento de Su obra. Esta crianza debe arraigarse en el evangelio y se realiza mejor por aquellos padres que tienen una profunda relación con Dios y una comprensión de la obra redentora de Cristo.

La Biblia, en Deuteronomio 6:4-9, enfatiza la importancia de enseñar y vivir los mandamientos de Dios de manera diligente y constante. Se espera que los hijos, al observar la devoción de sus padres, eventualmente pregunten sobre las razones detrás de sus acciones y obediencia. La respuesta debe centrarse en el acto redentor de Dios y las bendiciones que ofrece. Así, se guía a los hijos hacia un camino de obediencia y amor hacia Dios.

Jesucristo nos llama a hacer discípulos de todas las naciones en Mateo 28:18-10. Este mandato comienza en el hogar, haciendo de la crianza piadosa una prioridad para formar a los hijos en el camino de Cristo. En un mundo lleno de desafíos, esta labor puede parecer abrumadora, pero es esencial recordar que Cristo está con nosotros en cada paso del camino.

Desafíos de la crianza piadosa en el mundo contemporáneo

La crianza piadosa enfrenta obstáculos que se remontan mucho tiempo atrás, específicamente al evento de la caída. Este episodio marcó el inicio de la ruptura entre Dios y el hombre. A raíz de esto, para criar piadosamente, los padres primero deben reconciliarse con Dios para luego guiar a sus hijos, nacidos como enemigos de Dios, hacia esa misma reconciliación mediante el evangelio.

El primer desafío en la crianza piadosa es la influencia de Satanás. Es un adversario que ha estado presente desde el inicio, y su misión es alejar a la humanidad del propósito de Dios mediante el engaño, la tentación y la acusación. Este "engañador" despliega estrategias para confundir la identidad del creyente y, en la crianza, puede hacer creer a los padres que ciertas acciones erróneas están justificadas, desafiando así las enseñanzas bíblicas.

Adicionalmente, Satanás utiliza la tentación, presentando el pecado como atractivo y sin consecuencias. Así, puede seducir a los padres a seguir patrones mundanos de crianza o a descuidar la guía espiritual de sus hijos mayores. Luego, el acusador intentará generar culpabilidad, desánimo y duda en los padres, haciéndoles cuestionar su capacidad y compromiso en la formación piadosa.

Sin embargo, Satanás no opera solo. Se vale del "mundo", un sistema repleto de ideas y filosofías contrarias a la palabra de Dios, que presionan al creyente a adaptarse a ellas. Las tendencias modernas de crianza, por ejemplo, pueden alejar a padres e hijos de la verdadera adoración. Además, el desafío no solo es externo. La "carne", o nuestros propios pecados y pasiones internas, también se oponen constantemente a Dios, convirtiendo, en ocasiones, a los propios padres en el principal desafío para la crianza piadosa.

 La guerra espiritual en la crianza piadosa

Nos encontramos en una guerra espiritual, una lucha por el corazón y mente de nuestros hijos. La batalla se manifiesta en los hogares, colegios y universidades, y no está limitada a las paredes de las iglesias. Como padres, no podemos ignorar o posponer esta realidad; es necesario enfrentarla.

Para luchar eficazmente, es esencial nuestra unión con Cristo. Solo a través de Él podemos responder a los desafíos y enfrentar los enemigos de la familia. Cristo nos ha otorgado medios de gracia para combatir a los adversarios y criar a nuestros hijos en el temor de Dios. Estos medios son la Palabra de Dios, la oración y la iglesia local.

La Biblia nos insta a resistir al diablo, a estar firmes en la fe. La manera de hacerlo es por medio de la Palabra de Dios y la oración. Jesús mismo respondió a las tentaciones de Satanás con las Escrituras y nos enseñó a orar para ser protegidos del mal. La Palabra de Dios nos fortalece contra las tentaciones, nos permite recordar el evangelio y aplicar las promesas divinas a nuestra vida y la de nuestros hijos.

Además de enfrentar a los enemigos externos, también debemos combatir al enemigo interno: nuestra carne. La mortificación del pecado, o la debilitación activa del poder del pecado en nosotros, es crucial. Esto se logra recordando el evangelio, matando de hambre nuestras tentaciones, huyendo del mal y confesando nuestros pecados. La confesión no sólo nos libera de la culpabilidad, sino que fortalece nuestra relación con otros creyentes, permitiéndonos recibir y dar apoyo.

En resumen, la crianza piadosa no es tarea fácil. Pero con Cristo, su Palabra, la oración y el apoyo de la iglesia, los padres pueden guiar a sus hijos en el temor de Dios.